A medio camino entre la Edad Media y el Renacimiento, en el año 1581, se tiene la primera constancia documentada de la finca VILLALTA. Por aquellos entonces propiedad de la noble familia Villalta, la cual mantuvo buen trato con Carlos V, Felipe II, Juan de Austria, o incluso con el Papa León XIII, quien concedió el título de Marquesado Pontificio de Villalta, pasando posteriormente al Marquesado de Lugros.